Abandonad toda esperanza los que aquí entráis

Abandonad toda esperanza los que aquí entráis, es lo que significa en latín el titulo de este, mi blog sobre cuentos cortos que intentan simplemente llegar a ser un entretenimiento para quienes así lo consideren.
Es menester ser quien uno es en esta vida, por lo cual soy sencillamente una historia mas en este circulo de situaciones turbulentas que acontecen diariamente. Dejar un reflejo de lo que veo continuamente me es grato, aunque quizás no es fiel dicho reflejo, pero no por ello menos importante. Picasso reflejaba rostros, instrumentos musicales, muebles, situaciones, etc. muy diferentes a como los ven el común de la gente y no por ello dejaron de ser fieles reflejos de un mundo mucho mas interesante aún.
Desde este espacio la idea es humildemente continuar con la búsqueda de este mundo, de allí la particularidad de utilizar esta frase de advertencia como título de un blog, ya que Virgilio se adentró de todos modos, ¿no?


martes, 10 de agosto de 2010

Recuerdos de la casa oscura

Infierno (El jardin de las delicias) El Bosco

I) Los muros de la casa oscura dejaban filtrar lágrimas de otros que nunca conocí. El espacio se hallaba reducido a un catre que podía considerarse incomodo, pero sus púas me acariciaban tiernamente. La ínfima claridad que se podía transmitir con palabras, era la de unas llamas hacia un lado que daban abundante calor y concedían un enérgico placer. Nunca creeremos que se entra pero no se sale comprendí. Así lo más próximo a una puerta era un semicírculo tallado en la pared que casualmente era el lugar donde cotidianamente caían todas las almas jocosas y dulcemente delirantes, que reían para mí. En su mayoría sin sentido. Cuando miraba pausadamente ese punto me trasladaba continuamente fuera de aquí, volando hacia su regazo y sin dejar de pensar en Ella...
Ella fue la gran causante de mi perdición, la que dejó al Dios, sin este compañero que le era tan indispensable, y como su par, dominaba la sinceridad de las obras y su espanto, hasta recuerdo que nos deleitábamos con los escenarios que se montaban fuera; Ya en cualquier sitio, y no solamente el Gran Libro, sino que se dibujaban otros pequeños que se enraizaban por igual, ¿A eso le tenía miedo? Era caótico, pero indispensable a la razón humana, que tiende a no creer en la esencia de las cosas, y menos encuentra significado alguno en las variantes del tiempo.
Sucedió una noche; en realidad de aquí no se ve pasar el tiempo, pero fue cuando comencé a pensar en que debía salir algún día de este circo de piedra que no era mas que una idea, pero el miedo a lo terrenal me hizo dudar y replantearme, si realmente estaba usando la razón o simplemente me castigaba el hecho de ni siquiera recordar mi nombre y utilizar a mis corderos sumisos para experimentar el dolor de la raza. Pero no sabía si obraba bien al intentar cambiar mi esencia, mas que puedo pedir ¿con quien podía consultarlo? Con ídolos de tiza, con sabios de pacotilla, que llevan miles de años riendo de lo estérilmente que mueren y creen que al menos dejan nada. Pero luego regresamos a llevarnos esa nada, para no adjuntarles una nueva cruz. Pues en todo lo irascible que resulta este mundo, puede que estemos de acuerdo o no, que mas da, estoy obligado a oírlos por la eternidad de todos modos. ¿Existe la eternidad?, ¡No preguntes algo para lo que no quieras respuesta alguna, joven!..
Entonces yo viví alguna vez, sentí como ellos, no solo fue sufrimiento; me percaté de algunas cosas que bien podrían haber sido útiles, si mal no recuerdo yo contrarié a los dos ¿o no te acuerdas? Pero tomé desacertadas decisiones. Bueno, era admisible conociendo la naturaleza que me contaminaba y no me ayudó en un momento tan crucial, como es la bendición para salir de aquí, no mas sea por verla.

II) Hay momentos en la vida de un ser que no se pueden describir con eficacia, pero ese instante, ese relámpago que cortó el infinito fue diferente a tiempos intensamente iguales. Entro por ese minúsculo hueco en la pared, el mismo por el que ingresé hace ya miles de años, y por el que también pasaron estos millones de compañeros de celda que se relamen en aquel oscuro rincón. Era una más, pero al verla a los ojos sentí un escalofrío que paralizó mis extremidades y no me dejó hacer, es gracioso no, ¿Un escalofrío? ¿Yo? ¿Con el enjambre que me culmina?
Agraciadamente así sucedió, sus ojos, a ver, si, si ... Sus ojos parecían prudentes e inmersos en desdicha, pero llenos de orgullo. Su cuerpo firme, marcaba todas sus curvas perfectamente delineadas, ¿Sentimientos yo? No. El cabello oscuro resplandecía en mi lúgubre hogar. Pero lo fascinante mágicamente apareció cuando sus labios comenzaron a masticar hechizos, eran los mismas de todos, los de rutina ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Quién es usted? ¿Por qué vine acá?. A preguntas simples, respuestas más simples aún, pero nada engendraban mis artilugios eternos, y simplemente no podía dejar de admirar su ¿Belleza?. Quizás. En las horas siguientes un hormigueo por dentro se hizo más intenso, y me clamaba piedad, pero piedad se pide en los cielos, y ese no era el caso. Me recuerdo mostrándole la casa oscura y asignándole un sitio entre tantos otros donde dormir, frente a la atenta mirada de mis moradores, y también explicándole cuales serían sus penitencias. Ahí era donde me deleitaba viendo las caras de los pobres corazones descarriados que gritaban y lloraban presos de un sopor rara vez intelectualizable. Pero Ella no, aceptó enérgicamente la culpa y la supo llevar consigo, sin aumentar el designio de sentirse inmóvil y sin nadie a quién acudir, ya que rápidamente me jacté de que era la primera de su arca, sola.
Poco a poco le fui relegando mi deber al Patriarca, que me acompañaba hacía más de un milenio, siempre intentando seguir los pasos de Ella. Era una mujer digna de los cielos, pero no. Se encontraba con los leones que serían capaces de devorar a un tiburón en el mismísimo mar, sin siquiera mojar su bella melena feroz.
Puede denotarse que me entrometí demasiado en el asunto, pero no podía relajarme y disfrutar de ver las penas de los demás, sin sentirme culpable por la de Ella. No tenía que ser así, pero lo era. Todos no pasan por las flores, pero tampoco hay salvación a la vista, Ella lo sabía pero sin embargo no quiso creerlo, y se decidió a luchar por su causa; ¿Que causa? Si ni siquiera supe por qué vino acá.
Intenté indagar a los que llevaban tiempo a mi lado, pero ninguno aportaba algo preciso que me acercara a la decisión del Dios, para enviarla en tal viaje. No me podía rendir tan fácilmente, y acepté el consuelo de la biblioteca que se escondía en el otro rincón de la interminable sala. Ese mundo de conocimientos guardados por el gran escriba del milenio, me abrió sus conocimientos una vez más.
Volví al cartón, al papel, al papiro y más allá todavía. Años de escritura volcada en ellos a la espera de un niño que se asome sin miedo a morir entre sus páginas crudas. Esos mismos que esperan, que otros ojos regresen a plantearles una duda, y los resguarden de la crisis de amor que ennoblece al mundo. ¿Si me sinceré a ellos buscando respuestas? Todavía tengo cosas que preguntar y anhelar, o no se, ¿Qué mierda sabe Dante del infierno?. Quién es para opinar, es otro títere que completa el staff ahí guardado detrás de escena a la espera de una nueva función, y sin estrecharse a lo abismal e inesperada que puede ser la vida, opina.

III)Entre los libros deambulaban fantasmas que se reencarnaban en los suplicios de aquellos muertos. Pues alguna vez; pensé, me gustaría leer un libro que fuera dulce en sus palabras, romántico en sus términos e íntimo en sus párrafos. Pero esos escasean aquí, se los lleva el viento, y como todos saben, el viento sopla hacia arriba. Dejándonos a todos un sentido diferente, donde se cruzan y mezclan para hacer vulnerable nuestra imaginación, siendo espeluznante el resultado, y digno de subrayar. En el tercer estante entre los menos husmeados, se encontraba “La doctrina y dogma del fin de la tierra”, era algo así como el reglamento que tenía que cumplir, para seguir siendo dueño de este paraíso. Nunca pasé la tercera página. Ella logró que abandonase mi fe, me relató unas historias sobre el amor verdadero y la felicidad del mundo exterior. Nunca creí tales cosas, pero no fui lo suficientemente cruel para mentirle, algo tan común y a la vez vulgar, decirle que no sabía que significaba la soledad.
Me sorprendí tratando de evitar mis placeres, y dejando que ella me analizara y exhiba mis carencias criminales, pero sucedía así. Ya no podía dominar la noche dejando que la Luna amanezca, y al Sol en cuarto menguante. Esa intromisión columpió libremente por ahí. El recelo me llevó tratarla con alevosía, a independizarla a tal punto que le concedí el sueño y el lugar que quisiera. Curiosamente no pude arrepentirme de mis actos, que se desgraciaron, como sucede con todo en la oscuridad. Ella a su vez, fagocitando mi deber sincero, dejó acéfalo este mundo de recreo. El principio del fin me miró tiernamente y me gastó una broma freudiana. Me llamó “el ángel rebelde”, y se lució con su gracia. Ella, la gran culpable, divagaba en mi sonrisa que mortalmente se teñía de rojo; y así de lado fui sucumbiendo ante mis propios asnos, pero conciente o no, la idea martilló.

IV)Con el correr del tiempo me acomodé a Ella, a verla pasar de un lado hacia el otro de la pequeña oscuridad. Mirándome, señalándome y asumiendo la responsabilidad de los recién llegados, a los que daba deudos de consuelo sin malicia y tratando de ayudar a redimir sus penas. Esas mismas que siempre ante mis ojos fueron totalmente irremediables y condenables.
Estos sucesos los puedo explicar de una manera muy simple, no exactamente me amparé en Ella, sino que me asemejé a un derrotero rudimentario y la dejaba hacer, ya sea ¿Por amor? No lo sé; no se si llamarlo así, es un sentimiento que no me pertenece y que es ajeno a esta comunidad, pero inundado por el intrépido silencio que abovedaba esta guarida, en ese instante sucumbía ante todo por Ella.
En ocasiones hasta me sentí maniatado y seducido por esa serpiente de piel lastimosa, que continuaba depositando sus huevos en todo lugar, e inyectando su veneno de dosis leves en mi corazón, que tan fuerte como esta cripta se dejó amedrentar por una simple mundana.
Por tanto perdí la conciencia del tiempo y lugar, al no tener referente alguno de una vida sin roces y sin melancolía. Muere al fin la imaginación y las ideas suelen convertirse en agradables latidos de temprana advenición.
Pronto este líder termino cayendo como todo. Dicen que nada es eterno, puede que sea cierto, y Ella sin lamentarse por el daño causado al universo se adueñó de las alternativas y creencias del hogar-jaula-trituradora, para seguir cocinando sus ideas. Con la pérdida de todo me senté a reflexionar sobre el mundo, cosa que no conocía (literalmente). Pregunté a las sombras. Una mujer tan bella y con tanto amor para regalar, que hacía en un antro como este. Todo a su favor, ¿Pero cómo?.
Insensata, ignorante, venir a hablar de la vida con el mismísimo Rey de los avatares. Yo que todo lo seduje, ¡yo! que ideé la mas cruel venganza, ¡yo! que creé la mayor de las plagas, y que de tiempo en tiempo me deleitaba con esos que creían ejercer mis mandatos y cuando llegó su hora rezaban un perdón misericordioso, tan vil que ni el mismísimo cielo hubiese perdonado.
(continuará con la segunda y última parte en la próxima entrega)